Antecedentes
Este emblemático edificio en su época, hoy sepultado y mutilado bajo una obra aún mayor, nunca ha sido del todo estudiado en profundidad, sobre todo por la escasa o casi nula información que existe y más aún debido a que cuando la obra quedó terminada duró relativamente demasiado poco en su estado original.
Domingo Faustino Sarmiento en ejercicio de la Presidencia de la República (1868-1874), fue un fervoroso impulsor de las telecomunicaciones.Durante su mandato mostró especial interés en el correo y el telégrafo y desarrolló un plan de medidas que lograron el éxito y la aceptación de los ciudadanos; la obligatoriedad de usar una estampilla nacional para el franqueo internacional, la fundación de la escuela de telegrafía, el abaratamiento del franqueo, la reglamenteción y legislación para el funcionamiento del correo, la instalación de una casa central en Buenos Aires y la promulgación de la ley para la construcción de varios edificios nuevos.
En 1872 se había logrado con exito la intercomunicación entre todas las provincias por medio del telégrafo.
En 1865 se inauguró la Unión Telegráfica Internacional, en 1874 se organizaba la Unión General de Correos y en 1876 salía la Ley Orgánica de Correos en la Argentina.
El impresionante impulso que tomó el tema del correo originó desde el Gobierno la decisión de construír un edificio acorde y que albergara todas las necesidades.
Así la ley 556 dictada el 5 de Octubre de 1872 autorizaba la construcción de varios edificios, entre ellos la Casa Central.
Esa misma ley contemplaba que la ubicación sería la esquina suroeste del solar que había ocupado el Fuerte de Buenos Aires.
La futura Casa de Correos
El Decreto que ordenó la elaboración de los planos, el 29 de Enero de 1873, afirmaba la contratación del arquitecto sueco Carl Kihlberg, como proyectista, cuyos planos para el mes de Octubre estaban exhibidos al público en general.
El Diario La tribuna de ese mismo año daba cuenta de eso:"En el almacén de los señores Fusoni y Maveroff está en exhibición el plano en perspectiva de la nueva casa de correos que muy pronto va a construírse, con frente a la plaza 25 de Mayo y calle Victoria.Será indudablemente un majestuoso edificio que hará en todo tiempo honor a la administración actual y a los ingenieros que lo han proyectado".
Ese mismo mes, un decreto llamó a licitación para efectuar las obras de carpintería por un lado y albañilería, yesería y herrería, por otro.La construcción fue adjudicada a Pedro Franchi y Cia.
Pero para los primeros meses de 1874, Sarmiento finalizaba su mandato y los problemas por la crisis económica y las luchas por el poder político en las elecciones, echaban por tierra cualquier posibilidad de avanzar con el proyecto.
Con la llegada a la primera magistratura del Dr.Nicolás Avellaneda (1874-1880), recién se activaría la construcción a ritmo lento, que tiempo después volvería a suspenderse.
El proyecto original de Kihlberg, según lo muestra el plano adjunto, consistía de un edificio rectangular de dos plantas con un patio en el medio.Por su fachada simétrica se accedía al vestíbulo por el centro del cuerpo, donde en ambos laterales se encontraban las salas de Franqueo, Valijas y los Salones de Abonados.
A los costados de la caja de la escalera, ubicada en el centro del patio, se alojaban los Salones del Interior de la República, Certificados y Reclamaciones.En la parte posterior, los depósitos y áreas de servicio.
En el primer piso la distribución era muy similar, las ventanas del frente eran dobles con arco de medio punto.
En el ángulo norte se encontraban los salones que correspondían a Estados Unidos y las Repúblicas Americanas y en la parte sur un salón doble de Ultramar y un Depósito de Sellos.
Por el ala sur en el desnivel de la barranca, existían dos puertas de acceso y ventanas irregulares que no estaban contempladas en el proyecto original y fueron introducidas en las modificaciones realizadas en 1876, al igual que el cuerpo posterior donde se encontraban los depósitos que nunca llegaron a construírse.
El estilo que se optó para una construcción tan imponente fue el Renacentista, corte clásico, con techos de mansarda, cúpulas y miradores superiores.
En 1875 nada o poco se había hecho.
Pero al año siguiente, una Comisión Inspectora de Obras Públicas, encabezada por el arquitecto sueco Henrik Aberg, analizaba las nuevas propuestas de otra licitación realizada para la continuación de las obras que se encontraban paralizadas.
Se decidió que la empresa de Agustín Ferrari y Cia se contratara para todas las tareas, a pesar de que se había pedido expresamente que los trabajos se efectuaran por separado.
Una vez más los trabajos retomaron su ritmo, pero nuevas discusiones lo volvieron a poner en riesgo.
Nuevos contratos recayeron en los señores Bustorff y Sackmann para la carpintería, retirándole la parte de la concesión a Ferrari, lo que otra vez originó inconvenientes y cruce de palabras entre los contratistas y constructores.Todo esto lo dió por terminado el Presidente Avellaneda que firmó la autorización poniendo punto final a todo este caos administrativo.
Afortunadamente la Casa de Correos estaba encaminada por fín hacia su felíz aunque problemática culminación.
El último de los contratos, también con algunas trabas pero no tan traumáticas, fue la contratación de Arnold Leslie para la instalación de gas en Agosto de 1876, y que sería la obra más significativa e importante para la época, ya que se trataba del primer edificio público del país que tuvo un sistema de iluminación centralizado de este tipo.
Después de tantas idas y vueltas el edificio quedó concluído con algunas modificaciones y sectores no construídos, bajo la atenta mirada del arquitecto Aberg.
Vale aclarar que la obra de Kihlberg sólo permaneció seis años en su estado original, conviviendo en un mismo solar con parte de lo que quedaba del Antiguo Fuerte.
A partír de 1884 empezaría su total transformación dentro del englobamiento integral realizado por el arquitecto italiano Francisco Tamburini, de la fugaz Casa de Gobierno proyectada por Aberg en 1883 y ésta Casa de Correos de Kihlberg.
Más acá en el tiempo, en 1938, se demolió su ala sur para el ensanche de la calle Hipólito Yrigoyen, dejando asimétrica toda la obra en su conjunto.
El arquitecto Carl August Kihlberg, autor de los planos, pudo dirigir muy poco su obra, probablemente sólo se limitó a la edificación de los cimientos debido a los constantes inconvenientes que derivaban de las discusiones, el incremento de los precios y la crisis económica imperante en la República.
Lo cierto es que Kihlberg regresa a su país en Mayo de 1875 sin concluír su obra y sin la certeza que alguna vez se terminara, confiando quizás en su compatriota y ex socio Henrik Aberg, que ya formaba parte del Departamento de Ingenieros Nacionales para que la llevara a buen puerto.
Regresaría 13 años después con toda su familia, pero ya la fisonomía de la zona no era la misma, la Recova había desaparecido permitiendo la unión de ambas plazas, los primeros tramos de la Avenida de Mayo iban ganando en notoriedad, la Antigua Aduana había sido demolida y los planes de ganarle terreno al río para el maratónico proyecto de un nuevo puerto, estaban en marcha.Un Cabildo deformado.
Cuesta imaginar al arquitecto kihlberg en medio de la plaza, que seguramente sucedió, en un paisaje totalmente renovado, buscando visualmente antiguas arquitecturas ausentes, para que su ojo experto reconozca su gran obra inconclusa, mutilada y deformada que ahora formaba parte de de una obra aún mayor.
Murió en 1908 en Buenos Aires, lugar que él mismo eligió como su segunda patria.
Datos extraídos de:
Daniel Schávelzon
La Casa de Correos de Buenos Aires (1873-1876)
Revista DANA (Documentos de Arquitectura Nacional y Americana) Nº 23
Instituto Argentino de Investigaciones en Historia de la Arquitectura.
Abril 1987.
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